Hoy tenemos la segunda parte de esta serie de programas.

Vemos casos reales de tertulianos que llegan clientes mediante Instagram y otras redes sociales.

Hablamos y debatimos sobre cómo cobrar. ¿Venimos enseñados o o tenemos que aprender a hacerlo mediante impagos?

Respondemos a otras preguntas y nos lo pasamos bien 🙂

El compañero y tertuliano Ernesto Manzano nos ofrece 10 + 1 Consejos

1.- TEN REFERENTES, PERO SÉ TU REFERENCIA.

Ante situaciones difíciles o decisiones conflictivas, tendemos a buscar referencias que sirvan de apoyo a nuestras decisiones. Generalmente en nuestro maestro, en lo que se refiere a la abogacía al menos.

¿Quién no ha escuchado alguna vez que el derecho no es mucho más que aprender y aprender artículo tras artículo?. Es cierto que el derecho está repleto de artículos, y sin embargo lo más importante que tienes que recordar es quién eres. Aplicar tu método, tener personalidad.

Si no eres tu mismo, con independencia de que utilices o absorbas de tu entorno lo que te sea útil, te difuminarás entre el resto. La abogacía es un mundo conservador, en mi opinión la esencia formal hay que saber mantenerla, pero no ha de incurrirse en la comodidad de buscar un ejemplo de cada opción para sentirse seguro antes de tomarla. Innovar y arriesgarse son grandes aliados si se hace a conciencia y sin prisas.

2.- CONCENTRACIÓN Y ADAPTACIÓN.

La abogacía genera situaciones de estrés con cierta habitualidad, aunque en mi opinión ello depende en cierta medida de la especialización. No es lo mismo asesorar que litigar, ni es lo mismo hacerlo en una u otra jurisdicción.

Cuando uno se concentra en una meta, parece que todo el entorno se confabulara para ayudarte a conseguirla, pese a las dificultades. Todo lo llevas a tu terreno.

Ves una noticia, y le das un enfoque jurídico o relativo a tu mundo. Conoces a alguien y piensas como de interesante podría ser colaborar en algún sentido. Las ideas fluyen de forma recurrente cuando algo te interesa y te concentras en ello, y sólo tu imposibilidad para adaptarte  cuando surjan dificultades podrá privarte de seguir subiendo escalones. 

Adaptarte y aprender a recomponerte rápido de lo malo, pero también no perder la concentración cuando pasa algo bueno, regodeandote de ello, será clave para aprovechar el tiempo.

Hace unos días escuché al piloto Carlos Sainz darle un consejo a su hijo, también piloto, en una entrevista: “en las victorias se piensa un día, en las derrotas también”. Exacto, es justo eso. 

3.- ESTRATEGIA Y MENTE FRÍA.

Uno de los pilares del trabajo del abogado consiste en tomar decisiones. Cuál tomar dependerá de cada caso y de la opinión personal de cada uno, pero hay algo que es común a toda decisión: deben tomarse en frío.

No es necesario contestar un correo electrónico o una llamada sobre la marcha, ni dar una respuesta al terminar una conversación con un compañero o cliente. No hay peor negociador que aquel guiado por el despecho, el rencor o el ánimo de venganza de su cliente, o incluso propio. 

Una estrategia adecuada necesita decisiones tomadas en frío.

4.- PREVISIÓN: DAR POR HECHO LOS PROBLEMAS ES LA HERRAMIENTA MÁS EFECTIVA PARA EVITARLOS.

La mejor forma de enfocar un juicio es preveerlo todo. No dejarlo todo a una carta.  Generalmente, la defensa de un asunto permite varios enfoques que son compatibles. Muchos abogados preven varias posibilidades, jurídicas y fácticas, en la defensa de un asunto, pero no siempre cuales serán las posibles respuestas a sus argumentos y como deberían reaccionar en caso de que los puntos débiles de esos argumentos se vean afectados.

Hay que pensar como pensará la otra parte, y eso requiere coherencia y tiempo. 

    5.- EL TIEMPO: TU MEJOR ALIADO.

Una de las mejores armas que tiene un abogado joven cuando empieza es el tiempo. Otros abogados más veteranos tendrán más experiencia, posiblemente más recursos y más tablas, pero el derecho es cambiante y requiere actualización, por lo que tener tiempo para prepararse un asunto es un arma de inestimable valor.

Es difícil llegar a la verdad absoluta cuando se defiende un asunto, porque puede ser relativa, depender de la perspectiva subjetiva de quién la analice o ser inalcanzable con total certeza, pero cuanto más profundo cabes más cerca te encontrarás de ella. Usar o desaprovechar el tiempo que tienes para hacerlo, no será inocuo.

6.- ESPECIALIZACIÓN. UN CONCEPTO EQUÍVOCO.

Es importante tener una idea adecuada de la especialización.  Estar especializado en una materia, algo muy positivo desde el punto de vista comercial, no significa conocer de esa materia  sólo y desconocer absolutamente el resto. Especialización debe implicar saber de todo, pero de una materia más que del resto.

Una visión realista, y por ende completa, de la vida y del derecho, es un pilar fundamental para un buen jurista y un abogado razonable. No se puede ser coherente sin conocimiento, y no se puede ser buen abogado sin ser coherente.

Además, las ramas del derecho no son aisladas, están conectadas y en algún punto se superponen a otras. Concretamente, el derecho penal (que es la materia a la que yo me dedico) es totalmente trasversal. ¿Puedes saber si la formalización de un contrato público con un Ayuntamiento puede ser constitutiva de un delito de prevaricación (derecho penal), si no tienes ni idea de contratación pública (derecho administrativo)?. Es evidente que no.

7.- FORMACIÓN

La herramienta para conseguir especializarte es, lógicamente, formarte en una materia. Eso no significa tener un título necesariamente en una materia específica, aunque evidentemente las empresas acudirán a un aval objetivo de tu formación para sopesar que formes parte de su equipo o no. Formarte, y además hacerlo en una materia específica, también implica guiar tu carrera profesional a un camino específico, cada vez más, progresivamente.

No es malo “llevar de todo” al principio en mi opinión, porque te permitirá tener un conocimiento completo del derecho desde un punto de vista práctico, pero cuando tengas clara la rama que te atrae debes enfocarte en ella. Yo elegiría una rama principal (dentro de ella una  rama o perfil de cliente específico de forma más acentuada), una rama compuesta por temas satélite y una rama ocurrente o innovadora.

Da igual que inviertas horas en darte publicidad, si no hay trabajo y formación detrás vendes humo, y si vendes humo la caída será tan dura y acentuada como lo pudiera llegar a haber sido la subida, si es que la hubo, en el mejor de los casos. La formación y la preparación, además, son el único antídoto efectivo contra el estrés que genera la responsabilidad. Y tienes mucha cuando la libertad de una persona ola economía de su familia dependen en buena medida de tu actuación.. 

Algo que se valora también enormemente en lo que se refiere a la formación, es el conocimiento de idiomas. No sólo se valora, sino que puede ser decisivo.

8 .- SER COMERCIAL. UNA EVIDENCIA TARDÍA.

Ni en la facultad ni en el máster de acceso te han dicho como ser comercial, pero será lo primero que te exijan cuando accedas a un despacho. Una evidencia para la que no te preparó nadie. 

Como he dicho, tener algo más de tiempo que un veterano (según el caso), puede ser un aliado o una herramienta útil para un abogado joven si hace uso de ella. Ese uso no sólo requerirá el estudio jurídico, sino también las alternativas comerciales que hay en tu entorno para explotar tu marca.

La abogacía no es sólo un trabajo, hasta cierto punto formará parte de tu identidad. Esto es así en buena medida, porque el abogado ha de ser un ser social, además de comercial. Lo que diferencia a un abogado de un funcionario, evidentemente, es que los abogados no llamarán a la puerta. Preocuparte porque accedan a ti por ti mismo te dará libertad, margen de actuación, tranquilidad y mejores condiciones económicas que prácticamente cualquier otra opción. Además de ser un camino ilusionante si sabes enfocarlo.

9.- HAZ FAVORES. ¿SOLIDARIDAD O INTELIGENCIA? 

La abogacía no es un mundo muy corporativista en mi opinión, pero sí muy social. Gran parte de tus primeros clientes te vendran por otros compañeros que no controlen como tú la materia en la que te especialices.

Si no lo haces por solidaridad o convencimiento, además de tratar bien al resto de compañeros (por descontado), has de mostrarte abierto a hacer favores, porque la cadena te volverá antes o después. Si no es por solidaridad, hazlo al menos por inteligencia.

10.- VOCACIÓN: “HAZ LO QUE TE DE LA GANA”.

La abogacía es un mundo en el que es común caer sin darse cuenta, casi por descarte. “El derecho” tiene muchas salidas, te dicen antes de que te des cuenta de qué quieres, y por la amplitud que ofrece la abogacía, es posible que te dejes llevar por la inercia hasta que, cuando quieres darte cuenta, acabas planteándote ser abogado.

Si estás por decidirlo, hazlo sólo si te gusta. Pero obviedades aparte, sólo hacer lo que quieres te invita a preguntarte qué es lo que quieres hacer. Prueba ante la duda, hasta que te apasione o lo que haces.

11.-  DEPORTE Y SALUD EMOCIONAL.

El cuerpo es el vehículo de la mente. Si el vehículo no funciona, la mente dejará de hacerlo con el equilibrio y eficiencia que sería idóneo. 

En el libro “El Monje que vendió su Ferrari”, de Robin S. Sharma, hay una frase creo recordar que además hace referencia a un abogado, que dice “vitalidad física equivale a agilidad mental”. Es más cierto de lo que en ocasiones nos damos cuenta. 

Pero no sólo eso, sino que además recibirás lecciones de sacrificio, autogestión y superación que te serán útiles para poder extrapolables a otras facetas de la vida, como la laboral. 

Creo que fue en los Kid´s Choice Awards de 2005, cuando Will Smith dirigió unas palabras a los niños que había presentes, que decían algo así como que la clave de la vida era “running and reading”. Correr (hacer deporte), porque aprendes a. combatir la pequeña voz que te dice que no puedes más, y leer (formación), porque aprendes a resolver problemas con el testimonio de personas que ya lo tuvieron antes


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